Cuadernos de

Medicina Forense

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Bibliofilia M�dicolegal

 


Alfonso Galnares Ysern

Acad�mico Numerario de la Real Academia de Medicina de Sevilla


 

Esta es una obra menor, tanto por su extensi�n de solo doscientas diecis�is p�ginas en octavo, como por su falta de sistematizaci�n. Esto se corresponde con la intenci�n del autor, de no pretender hacer un tratado de Medicina Legal, sino simplemente llevar a la imprenta unos apuntes que pudieran servir a otros de utilidad, con la idea, seg�n se anuncia en el ep�logo, de que no fueran los �ltimos, continuaci�n a la que le animaron sus maestros sin que conozcamos si se llev� a efecto. Pero el origen real est� en el af�n de superaci�n existente en Cuba al iniciarse el �ltimo cuarto del siglo XIX, lo que en el libro aparece repetidamente referido como "hacer crujir la prensa cient�fica de nuestra patria".


En la parte introductoria hay una especial dedicaci�n a la actuaci�n pericial. Son muy pocas p�ginas pero en ellas queda perfectamente expresado lo fundamental sobre responsabilidad, limitaciones, contradicci�n y sobre todo la consecuci�n de infundir confianza al Magistrado.


Todo esto se consigue con una constante inspiraci�n no solo en los imprescindibles maestros franceses y m�s que en ellos en los dictados de Orfila y Mata, m�s pr�ximos, estando entonces Cuba bajo la bandera espa�ola.


El contenido principal de la obra est� repartido en Doce Observaciones, lo que de por s� solo es indicativo del estilo de las publicaciones de Medicina Legal de la �poca, en las que se dedicaba m�s extensi�n al relato que a la deducci�n m�dica, lo que indiscutiblemente cambiaba rigor por amenidad. En cada una de ellas se exponen casos, seguidos de las soluciones o contradicciones correspondientes, en el estilo entonces imperante, divagatorio hasta extremos �ticos, sociales, culturales e incluso teol�gicos.


Las dos primeras Observaciones, se refieren a documentos m�dicolegales y secreto m�dico y no son m�s que un pretexto para definir la actuaci�n correcta. La tercera es sobre lo que entonces se llamaba incontinencia, en el que destacan las consideraciones sobre la protecci�n al rubor de la estuprada, la defensa de no reconocer durante la menstruaci�n, la necesaria reserva en casos de mera posibilidad, el examen del ofensor y lo imprescindible del estudio de las ropas de la v�ctima.


Las seis Observaciones que siguen, son sobre lesiones y sobre ellas hay que resaltar la actitud extraordinariamente prudente del autor, que sigue opinando lo v�lido del pron�stico reservado, la evitaci�n del concepto de mortal de necesidad (entonces significativo de la pena en el cadalso) y lo que es m�s curioso, pero comprensible en una �poca de gran morbilidad y mortalidad quir�rgica, la evitaci�n de determinadas intervenciones en el lesionado, si estas pod�an perjudicar la situaci�n penal del reo.


Las �ltimas son sobre Toxicolog�a, en las que el autor se alinea con Orfila en contra de Tardieu, que no la consideraba Ciencia. Los t�xicos tratados son en casos de opio ingerido, alcohol y envenenamiento por peces, de los que aporta una relaci�n de los de venta prohibida en Cuba y que siguiendo a Mata llama toxic�foros.
El libro termina con otros doce casos diversos, ya sin ning�n plan ordenado, y consideraciones sobre la autopsia, lo que tiene un gran valor hist�rico local, ya que en la �poca en que eran denostadas por Monlau, en la Habana se crea un necrocomio, que sustituye a la sala de profundis del Cementerio de Col�n y en el que se empiezan a hacer estad�sticas, en el que el autor lleva el ejercicio forense en el distrito de Montserrate que proporciona un tercio de las muertes violentas de la Habana.

 

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� 2010  Cuadernos de Medicina Forense

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