Cuadernos de

Medicina Forense

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Bibliofilia Médicolegal

 


Alfonso Galnares Ysern

Académico Numerario de la Real Academia de Medicina de Sevilla


 

LA CIRUGIA FORENSE de Domingo Vidal, Profesor de Cirugía en Barcelona y Cádiz, puede considerarse la primera obra de Medicina Legal y, desde el punto de vista histórico, la más genuina (M.T. Criado) y la más notable (Corbella). El libro, verdadera joya bibliográfica, lo tenemos en su cuarta edición (1802) pero sabemos de una anterior impresión en 1783, cuatro años antes del nacimiento de Orfila y en la obra se cita una pericia efectuada con otros tres cirujanos en 1774, lo que sin más precisión nos sitúa sin duda en pleno siglo XVIII, con el único antecedente en España del texto de Fragoso (1581) y los escasos y pocos conocidos extranjeros, con la excepción de la monumental obra de ZACHIA, escrita en el siglo XVII y de la que Vidal constantemente extrae notas para sus pies de página que acompañan a citas de los grandes cirujanos de su época (Heister, Lignac, Guisard y Van Swieten).

 

La primacía de su obra la marca su propio autor, cuando dice en el prólogo: "Todo el mundo conoce la necesidad que tenemos en España de un tratado metódico de las Relaciones Chirúrgico-Legales; cada día tocamos por experiencia la falta que nos hace", para lo que confiesa su resolución de pasar en limpio lo que tenía compuesto para su uso cuando empezó a servir en el Ejército.

 

El libro, de reducido tamaño y con gran separación entre letras y líneas, propio de la época, a pesar de sus cerca de doscientas páginas, tiene muy poca extensión, está dividido en tres secciones, tratando en la primera de lo que el autor llama Teorética General de las Relaciones Judiciales, que define y divide en Dunciativas, Provisionales, Mixtas y Consecutivas y trata de las condiciones para su legalidad y validez y sobre el método de abrir e inspeccionar los cadáveres. En esta Sección, en la que sigue en lo que puede a Deveaux, sorprende la claridad de visión del autor, lo que le concede en algunos puntos plena vigencia. En la segunda sección, de Teorética Particular, se refiere en primer lugar a las heridas, a las que divide en curables, dudosas, mortales de necesidad y mortales "ut plurimun" y sobre lo que trata en base a su experiencia, aconsejando no en su tratamiento, sino en el modo de extraer conclusiones para informar a los Jueces. En esta misma sección trata de los venenos, materia que según los criterios entonces imperantes, quedaba muy confiada al examen macroscópico, por no haber ni siquiera nacido la toxicología. Un capítulo muy interesante para nosotros es el de los ahogados, en el que prácticamente transcribe el discurso publicado en 1776 por el Socio de Número de la Real Sociedad de Medicina y demás ciencias de Sevilla, Don Cristobal de Piña. A los sofocados, por el contrario se le dedican pocas líneas, antes de entrar en el estudio de la virginidad, con opiniones tan distintas como hasta llegar a dudar de la existencia del himen y recurrir a la opinión de San Agustín de la Ciudad de Dios, lo que no es más que el reflejo del defecto de exploración ginecológica entonces existente, pero que el autor aprovecha para resaltar la prudencia y el rigor a la hora de peritar. Siguen luego capítulos sobre la esterilidad, preñez e impotencia (llamando testicondos a los afectados de criptorquidia), para terminar con un apéndice sobre el reconocimiento de quintos y reclutas.

 

La sección tercera, de muy pocas páginas, es de gran interés por citar con ejemplos las fórmulas de las declaraciones, lo que supone una ilustración teórica y práctica, dividiéndolas como antes dijimos, pero añadiendo ahora las exonerativas o de excusa pertenecientes al foro eclesiástico y al Real Servicio.

 

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