Cuadernos de

Medicina Forense

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EDITORIAL

 


 

La nomenclatura y terminología utilizada en cualquier rama de la ciencia médica debe estar en todo momento en perfecto estado de revista, especialmente en una especialidad como la nuestra donde las palabras pueden llegar a adquirir verdadero sentido trascendental. En una revisión crítica, resalta el hecho de que parte de la terminología vigente ha perdido parte de su sentido e, inveterada por el uso, persistimos en su empleo.

 

Tal es el caso de la "etiología de la muerte", importante conclusión de todo estudio necrópsico que todo profano confunde con la causa o causas de la muerte. Acostumbrados por todo el resto de la ciencia médica a relacionar la etiología de los procesos como las causas de los mismos, cuando se contacta con la Medicina Legal y Forense, se aprende que la etiología de la muerte no es su causa sino una característica medicolegal que, además, va a definir el tratamiento procesal que se le de al caso, tanto desde el punto de vista médico como jurídico.

 

Entiendo que es un término que obliga a un ejercicio mental para separar lo que significa en un contexto médico asistencial con lo que significa para la Medicina Legal y Forense. En ocasiones, alguien ha defendido la tesitura argumentando que el término es "etiología medicolegal". He tenido ocasión de comprobar que cuando a la ciencia (ciencia médica) le ponemos este calificativo no hacemos más que arrimar el ascua a nuestra sardina y dialécticamente llegar a un punto sin retorno, pero no por ello más correcto.

 

Los anglosajones, para referirse a si una muerte es accidental, homicida o suicida emplean el término "manner of death'', en traducción literal: manera de la muerte. No es muy apropiado en castellano, por lo que no me atrevería a defenderlo, pero sí creo que deberíamos buscar una terminología menos equívoca para cuando nos referirnos a si en las circunstancias de una muerte intervino intencionalidad propia o ajena, o ninguna de ellas.

 

Además, en la actual clasificación (homicida, suicida o accidental) no recoge situaciones que podríamos llamar intermedias, en las que sin ser intencional existe un dolo eventual como en casos yatrogénicos o de responsabilidad y negligencia médicas. Otra situación es la muerte durante prácticas auto o heteroeróticas, donde existe una mezcla de intencionalidad y accidentalidad.

 

Que qué sentido tiene? Poner las cosas en su sitio. El sentido de toda terminología correcta. Homologarnos, saber de qué estamos hablando.

 

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