Cuadernos de

Medicina Forense

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Cuad Med Forense 1998 11:69-71


La contaminaci�n sonora.

 


Jos� Antonio Garc�a Andrade (1)

 

(1) M�dico Forense. Madrid.


 

INTRODUCCI�N

El Hombre como todo ser vivo se encuentra inmerso en un ambiente, en un entorno de donde extrae los elementos esenciales para la supervivencia, en forma de alimentos y de la pareja para procrear, lo que supone la necesidad de informaci�n que obtiene a trav�s de los �rganos de los sentidos, los que pueden clasificarse en �rganos de informaci�n pr�xima; el tacto y el gusto y de informaci�n remota; el olor, la visi�n y el o�do.

 

De todos estos sentidos es sin duda el o�do al que da lugar o un tipo de conocimiento m�s elaborado y m�s humano, como iremos viendo a continuaci�n.

 

En contra de lo que se cre�a la percepci�n sonora se inicia incluso en el claustro materno, hasta el extremo que el feto es capaz de captar el latido del coraz�n de la madre, circunstancia, que lleva a la madre cuando coge al reci�n nacido en brazos a apoyarlo en el lado izquierdo, sobre el coraz�n y sus latidos, lo que apacigua mucho m�s al ni�o, que cuando �ste reposa su cabeza sobre el lado derecho del t�rax. Abundan en estos criterios las experiencias de la escuela reflexol�gica rusa que establece como a partir del 6� mes de embarazo, el feto se agita o se tranquiliza seg�n la madre oiga m�sica rock o m�sica de Mozart o Vivaldi, ritmos que m�s tarde se enriquecen con las dulces nanas que se cantan al ni�o reci�n nacido mediante la voz materna, inicialmente ininteligible pero s� captada por �ste a trav�s de mensajes preverbales que los va integrando para as� estructurar el lenguaje y el pensamiento los que se integran de forma indisoluble en el Yo, y todo ello de gran alcance en el desarrollo de la personalidad, la que oscilar� entre dos polos; el sujeto y el entorno, de ah� la gran importancia de la contaminaci�n sonora del medio ambiente, al que se le da escasa importancia, es m�s como si casi no existiera este tipo de "suciedad", de "profanaci�n" ambiental en el sentido etimol�gico de "intaminare" como acci�n de hacer impuros en este caso los sonidos.

 

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